12/12/11

Un Patrimonio de voces-Museo de la Palabra- España


Parada en lo más alto de Babel grito tu nombre. De abajo escucho tu respuesta, pero no la entiendo.

Grito otra vez y los sonidos son distintos. Tu voz contesta y escucho, pero no escucho.

Me quedo toda la mañana y toda la tarde llamándote y vos diciendo y vos hablando y vos llamando en un idioma que no es el mío.

Al final del día bajo y vos subís. Nos encontramos en el medio de los círculos. Nos miramos y nos tocamos y nos besamos.

En tus manos hay espacio para mis ojos y yo decido habitar por un rato ese mundo ajeno esperando volver a encontrarte mañana y esperando no entenderte nunca.


Museo de la Palabra- España
El Museo de la Palabra en Toledo, España, tomó una decisión particular al decidir cuál sería su Patrimonio. No buscó libros antiguos, ni tablillas sumerias, ni biografías de escritores. Tampoco propuso análisis de letras o del significado de las palabras. En ese museo el Patrimonio es el diálogo. En una casa renacentista se proponen espacios para que la gente se encuentre a conversar intentando acercar culturas y opiniones:
"La verdadera obra museística será aquella
que se concrete como fruto de la comunicación
de personas de diferentes culturas, creencias o civilizaciones."
(página web del Museo de la Palabra)

La casa y el Quijote
El creador del museo es explícito al nombrar al Quijote. Habla de sus utopías y de su rol de caballero...saberlo inspirador de la propuesta es entrar a buscar palabras disfrazadas en odres y molinos y mambrinos para que iluminen las conversaciones de los visitantes...


La puerta
La puerta es el umbral, el lugar de traspaso, lo que marca adentro y afuera. En este caso entrar es atravesar dos hojas de madera tallada, dos aberturas antiguas que esconden un tiempo árbol y otro mano-del-artesano.

¿Hay que ser invitado o cualquier caminante puede pasar para empezar una conversación? ¿Se llamará con la aldaba o con un portero eléctrico?¿Cómo se abre la puerta que abre al "diálogo"?

15/11/11

El 7 por 7 de los relatos- The Stoop Storytelling Series- Baltimore, Maryland

Los lunes esperábamos el recreo para escuchar a Geraldine. Siempre le había pasado algo terriblemente dramático en el fin de semana. Nos apiñábamos alrededor de ella para enterarnos cómo era que había terminado durmiendo en la bañadera de su casa, porqué a su compañero de baile le iba perfecto el apodo "Dragón" y qué había pasado el día que salió a mirar aros antes del examen más difícil. En los cinco minutos que duraba el relato nos enojábamos si alguien venía a interrumpir con avisos o venta de tortas para el viaje de egresadas.Éramos capaces de decapitar a cualquier mosca que se atreviera a cortar con su vuelo ese círculo apretado.
Cuando llegaba el final las risas eran tan fuertes que las lágrimas se saltaban de los ojos y más de una tenía que correr al baño para evitar hacerse pis en medio de la clase. Eso sí, nunca faltaba la frase "¡¡Sólo a vos te pasan estas cosas!!".

Casi al fin de quinto año íbamos solas caminando hasta su casa y empecé a recordar con mis palabras una de sus anécdotas más famosas, la del chico "feo". "Lo que no puedo creer es que la cosa terminara así" le dije. Ella me miró, dio vuelta la cabeza hacia los lados y me contestó: "A decir verdad el chico me dejó en la esquina, no a quince cuadras... y yo no me caí en ningún pozo..., además pobre, no tenía la cara cubierta de granos, apenas uno que le había salido en un costado de la frente...pero bue, si no cambio un poco los finales, la historia no tiene gracia".


La propuesta
The Stoop Storytelling Series es un programa en donde siete personas
comunes cuentan relatos de sus vidas en siete minutos. Un teatro de 541 asientos se llena los lunes a la noche en Baltimore, Maryland. Las personas que participan pueden ser "escritores, paseadores de perros, científicos, poetas, madres, manicuras..." y el objetivo es que cuenten una historia "verdadera" sobre su vida. La consigna es "Todo el mundo tiene una historia. ¿Cuál es la tuya?". La gente que relata está invitada a un taller previo en donde se trabajan los textos orales para poder potenciar los momentos importantes y dejar de lado lo que no lo sea, pero igualmente la propuesta busca mantener lo espontáneo y usa la palabra "honestidad" como una de las premisas.
Me pregunto: ¿Qué relación hay entre verdad, espontaneidad y armado de un relato para exhibir? ¿Qué distancia hay entre la verdad y la mentira?

El narrador espontáneo
Ana Ma Bovo enunció la estética del "narrador espontáneo". Aquel que cuenta una historia en esa línea deberá poder recuperar gestos, entonaciones y modos propios de la manera de contar de quien relata una anécdota. Que no se note la trama, lo artificial y que la historia aparezca frente a nuestros ojos como sucedida en la realidad y vivida por quien la cuenta.

En este caso los siete narradores no son profesionales, pero ordenarán sus relatos lo mejor posible para seducir a su audiencia y poder compartir con ella sus historias. Tendrán que elegir lo que muestran y lo que ocultan dejando de lado informaciones que son parte de la verdad que pretenden contar.
Se buscará la frescura del cuento de la vecina, del amigo o del verdulero bajo la promesa de realidad. Sin embargo, hasta en el relato más simple, hay inevitablemente construcción, un tejido de palabras y gestos hecho de un modo particular...Tal vez la voz del antagonista sea más grave que la que podamos comprobar o la frase de amor tenga más adjetivos que los que fueron dichos en esa tarde de otoño...Puede ser que retoquemos las escenas para convertirlas en metáforas de lo que una determinada situación nos hizo sentir y necesitemos todos los "ays" del mundo para explicar los dolores y todos los ceños fruncidos para enojarnos con lo que se va.

¿El uso de la palabra "espontáneo" será para nombrar un tipo de texto más cercano a las emociones? ¿O para hablar de cuentos con una organización que deje lugar a un modo de intuición capaz de sacar las mejores notas de nuestra propia caja de resonancia? Quizás sean los relatos en donde haya espacio para que las hilachas caigan en el lugar justo...

Las bibliotecas mentales
En la página web se dice que las historias que se escuchan son de "amor, muerte, venganza, perdón. Sobre errores pequeños y grandes (...)fracasos y éxitos. Epifanías que ocurren justo a tiempo...y otras que no." Los relatos eligen el tono y los que cuentan necesitarán tomar citas y estilos robados de la propia biblioteca mental (1). Esa biblioteca que se va armando con el primer relato de la madre, las anécdotas del abuelo, los libros leídos hasta el hartazgo, los dibujitos animados de la tele...
No somos plenamente conscientes de la cantidad de historias que cada uno guarda, pero ahí están ocupando estantes invisibles y susurrando modos a la hora de armar los propios relatos... Así el relato del olvido en el colectivo de un juguete puede tener la intensidad de la dracma perdida y la anécdota del primer beso toda la fuerza de "Love Story"...y podemos ser los mejores asaltadores de historias cuando logramos que la gente ría a causa de nuestra barra de amigos que discutía de música al estilo de manolitos, susanitas, miguelitos y mafaldas...

(1) En un post anterior hay una cita muy interesante de Hèrbrard sobre las bibliotecas mentales. Ir al post

7 veces 7
La elección del número 7 puede tener muchos motivos, pero ya que no hay enunciación de parte del equipo me aventuro a las razones...
  • Eligieron el 7 porque es un número sagrado, los gatos tienen siete vidas y las maravillas del mundo no son 8 ni 6...Es un número que habla de "lo completo", de la sensación de totalidad, lo que no tiene fin...Tal vez el rito de escuchar y escucharse tenga que ver con algo mágico, que escapa de lo terreno, algo que viene de los tiempos remotos y que seguirá aquí cuando ya no estemos...
  • El arco iris tiene 7 colores porque la luz blanca se descompone de esa manera, a su vez, la luz blanca se genera por la unión de esos 7 colores. Quizás al escuchar ese número de historias, algo luminoso suceda en el espectador... Una composición, una sinfonía trazada por tonos que dé como resultado un música que suena en forma de color o de sol o de linterna...
  • 7x7 es muy parecido al perdonar "setenta veces siete" de la Biblia. ¿Es qué habrá que pedir perdón por contar historias? ¿No será que en el fondo somos como el rabí Judá León Bel Becalel y nos atrevemos a crear golems con vida propia? Tal vez debemos pedir el perdón de los dioses por crear Frankensteins vocales que seguirán flotando en el aire y en las vidas de quienes estuvieron en contacto con ellos...desafiando las leyes y acercándonos demasiado a nuestra pretensión de ser como Dios.
Para cerrar
Verdad, mentira...¿cuál es nuestra realidad? ¿Por qué contamos historias? Wim Wenders me deja pensando...

"Personalmente (...) creo más bien en el caos, en la complejidad inexplicable de los fenómenos que me rodean. En el fondo pienso que las situaciones singulares no están ligadas entre sí y que las experiencias de mi vida no se componen más que de situaciones aisladas; nunca he encontrado una historia con un principio y un final (...) En verdad, creo que las historias mienten o, más bien, que son historias de mentiras. Pero son muy imporantes como formas de supervivencia(...). Creando contextos, las historias hacen la vida soportable y ayudan contra el miedo." (Wenders, 1990) (2)

(2) en Larrosa, Jorge, (2003) La experiencia de la lectura, FCE, pag 161

24/9/11

Historias para encontrar por ahí

"Leemos para saber que no estamos solos" dice el protagonista de Tierra de sombras (1993) ¿Contamos historias por el mismo motivo?...

Las biografías personales
Somos narradores de relatos románticos cuando hablamos de nuestro primer amor. Somos trágicos al contar sobre la muerte de alguien cercano, pero podemos ser paródicos si la persona en cuestión es lejana y en su velorio desfilaron personajes que provocaron un deja vu cristalizado... Somos Conans Doyles si buscamos policiales, Hemingways para los detalles, Borges para los misterios del tiempo y el espacio…

Organizamos el mundo en forma de historias, la realidad no es más que un relato, un cuento, que cada uno construye y reconstruye. Contamos y nos contamos para entender, para ordenar, para comunicar…Leonor Arfuch dice que la propia historia es un invento que puede aparecer en cada conversación:

“En verdad, todos nosotros construimos nuestro espacio biográfico día a día, aun sin marca en el papel,en la más corriente de las formas discursivas, aquella que no requiere especialización alguna:la conversación cotidiana. Si lo pensamos, nuestros diálogos e intercambioscon quienes nos rodean -familia, amigos, colegas, compañeros de viaje o de trabajo-están plagados de alusiones biográficas: el relato del acontecer-hechos, encuentros, peripecias, sentimientos- va tejiendo nuestra propia historia de vida.Y ese hablar -y el tener con quien hablar- es lo que permite dar una orden, una forma,y por ende, un sentido a aquello que nos pasa. Muchas veces descubrimos alguna clave de esa historia sólo cuando lo relatamos ante un otro, lo cual es una demostración más de la necesidad del diálogo, de la interlocución: hablar (narrar) es también esencial para la vida.” (Arfuch, 2010)*

The Calligrapher- Quay Brothers

Propuestas para "pescar historias"
Varios museos y actividades culturales proponen la búsqueda de relatos. A continuación va una lista de algunas de las que más me gustan.
  • En el Museo de Portland la gente es invitada a sacarse tres o cuatro fotos con un objeto significativo. Después tienen que grabar una historia de 45 segundos que explique porqué lo eligieron. ¿Mi preferida? La de las cartas Ir a la página

  • Para el Museo de las Escuelas de Buenos Aires hay historias que logran saltar las cerraduras. Un panel con llaves que tienen carteles de lugares de la escuela se enfrenta a otro en donde hay nombres de experiencias escolares. Los visitantes eligen una de cada uno y pueden contar historias en donde un bebedero se puede juntar con el Primer beso o el Aula con humedad. ¿Cuál fue mi historia? La mezcla de mate cocido y cocina: "Me encantaba ir a la cocina a tomar mate cocido con María Elena la portera. No era que fuera muy simpática pero siempre era mejor que escuchar las clases de mis profesoras del colegio." Ver otras historias (página 8)
  • Esta página me la recomendó la conservadora del Me, Silvia Paz, es una campaña para juntar fondos para la lucha contra el Alzeheimer. La gente puede donar un recuerdo y/o apadrinar alguno para que la "memoria" no se pierda. ¿Por qué escuché la publicidad muchas veces? Porque me gusta la historia de los novios andando en Vespa . Ir a la promoción Ir a la página
  • La película "After life" (1998) de Hirokazu propone que para pasar a la eternidad los muertos deben contar su momento más feliz de la vida. No todos logran encontrar la respuesta, pero entre las imágenes que quedaron en mi memoria aparecen las flores de cerezo de la mujer anciana y el plato de arroz sin sal del hombre que volvía de la guerra.
  • En el recorrido "Viajes y viajeros"(Pugliese, 2007) una bolsita guardaba recreaciones de objetos de "El árbol de la vida" de la cultura Chancay (MNBA) .
    Una mujer pájaro, un ovillo, una hoja tejida y una tela roja que envolvía flores...Los chicos se sentaban en la sala oscura y se les veía las caras apenas iluminadas con la luz que salía de la vitrina. Los personajes iban saliendo de a uno y los chicos proponían situaciones que continuaban cuando aparecía el próximo. Hubo ovillos tímidos enamorados de mujeres pájaros, hojas voladoras capaces de cargar a todo el resto y flores que caían en el medio de la historia logrando amortiguar alguna caída...


*Arfuch, Leonor, (2010) “Historias de vida: subjetividad, memoria y narración” Diploma Superior en Lectura, escritura y educación [Web en línea]. Disponible desde Internet en [http://virtual.flacso.org.ar/mod/book/print.php?id=39852]

26/8/11

Un pueblo de nieve y libros- Biblioteca Germán Sánchez Ruipérez- Salamanca

Fue la primera nevada del año 2010 en Salamanca. La biblioteca de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez estaba de festejo, un aniversario o algo importante... El edificio de varios pisos era el lugar en donde chicos de diferentes edades habían venido a pasar el rato. Iban y venían de un lugar al otro. La nieve se amontonaba en la calle mientras los vidrios dejaban ver pasillos, escaleras y salas llenas.

A
fuera la gente caminaba cerrándose el abrigo sin p
reocuparse porque sus solapas ya estuvieran blancas. Cruzaban miradas con otros caminantes orgullosos de que al fin el frío se hubiera convertido en montaña de postal.
Adentro los chicos eran peces o liebres que patinaban en ese territorio de libros construido con colores y estanterías.
Yo estaba ahí a dos días de volver a Buenos Aires y elegí. Elegí que en mis últimos momentos antes de volver me iba a perder un rato en los dos pueblos.
Era una tarde noviembre de 2010, nevaba y las letras se salían de las solapas…

* Ilustración de Quint Buchholz del libro "El libro de los libros: historias sobre imágenes"- ir a más información

El espacio-pueblo

Elaine Heumann Gurian dice que los museos pueden ser vistos como pequeños pueblos en donde la gente camina segura en compañía de extraños. Son una oportunidad para estar con otros y de comunicarse más allá de las palabras. Por eso recomienda tener en cuenta esto al momento de construir estos espacios… “observamos que los museos de hoy ya incluyen muchos aspectos de un auténtico pueblo: oportunidades de pasear, muchas esquinas donde doblar, demarcaciones entre el espacio público y el privado, ocasiones cómodas de pulular, y una variedad de servicios brindados durante un horario cada vez más amplio y para segmentos más abarcadores de la población. Los espacios internos de los museos son como paisajes callejeros y, como tales, constituyen un componente importante del ámbito público.”1

Esta biblioteca es un espacio de la ciudad y es también un museo de libros con avenidas, calles y pasadizos...

1-Heumann Gurian, E. (2006). “Function follows form: how mixed-used places in museums build community”, 2001, en Civilizing the museum. Routledge, Londres y Nueva York, (traducción Silvia Alderoqui).

Ir a la Página de la Biblioteca de Salamanca de la Fundación

El mercado de la feria


¡Nada más lindo que ir a una feria callejera cuando se está de vacaciones! Los sabores y colores de los negocios dan ganas de tomar algo de cada uno…en la Biblioteca sentí algo de eso, ganas de abrir libros acá y allá para olerlos un rato y después seguir el viaje.
Estos son algunos de los "puestos" que encontré:
  • Grandes estanterías con etiquetas de colores que indican temas y a veces edades recomendadas para que el niño lector se pueda servir siguiendo sus gustos.
  • Estantes con bandejas inclinadas en donde los libros se muestran con la tapa hacia el lector.
  • Cajones en el piso divididos en cuatro partes con diferente cantidad de libros.
  • Mesas con libros “dejados al azar”.
  • Títeres disponibles para que cada uno pueda agarrar alguno mientras lee o simplemente para jugar.
  • Carteles en las paredes promocionando historias.

Pasillos

Los pasillos sirven para que la gente pueda ir de un lugar a otro. Pueden ser oscuros y convertirse en callejones sin salida o ser espacios que den ganas de recorrer para llegar a algún otro lado o simplemente para estar ahí.
La Fundación tiene varios pisos conectados por escaleras amplias.En las paredes se cuelgan dibujos y textos de los chicos. Una se siente en compañía y hay una tensión entre seguir de largo o quedarse a mirar.
También muchas salas estan conectadas por pasillos que terminan y empiezan con puertas siempre abiertas. Se puede recorrer el espacio que separa a una y a otra viendo lo que espera del otro lado. Como si al final
de la caminata se supiera que hay alguien esperando.

Estacionamientos
Descansar o dejar lo que nos pesa para seguir más livianos es importante en cualquier ciudad. En la Biblioteca hay percheros a la altura de los chicos y guardarropas para los adultos. Se pueden dejar abrigos, guantes, gorros y moverse por adentro sin tener que cargarlos.
Además descansar y ponerse cómodos es una posibilidad con diferentes caras:
  • Sentarse a la mesa: hay varias mesas circulares en donde poder leer libros con otros y en soledad. Apoyar el libro y acercar la silla es lo necesario.
  • Asientos que son escalera: en la sección para adolescentes hay gradas con almohadones para sentarse. Estar cerca de otros y en diferentes alturas parece ser la propuesta.
  • Pisos blandos: los pisos en varios de los sectores están alfombrados y tienen almohadones y colchonetas para sentarse. Cruzarse de piernas, ponerse en cuclillas, acostarse es una buena idea a la hora de leer.

Recovecos y paisajes para mirar

Sentarse en un rinconcito del bar o pararse a conversar en una vuelta de la manzana es lo que más me gusta de mis caminatas por la ciudad. También disfruto cuando miro los edificios, los árboles, las estaciones de tren, la gente pasar. En esta biblioteca encontré vueltas y rincones y caminos y luces y ventanas y voces...tuve ganas de quedarme y de seguir. De mirar qué hacían los "otros" y de encontrar mi lugar preferido para leer uno de esos libros en donde el tiempo se termina.


Antes de salir...
La ciudad-libro ese día de fin de otoño estaba llena de hojas listas para ser leídas como líneas de la mano, como promesas de aventuras y tierras lejanas...
Me viene a la mente la cita de Jorge Larrosa sobre la escena de lectura en donde un Proust niño vivía con intensidad un verano en el que se quedaba dentro de la casa para leer:"(...) sólo podemos acceder a lo real con la mediación de lo irreal y como si la apertura a esa vida no vivida que es la lectura permitiera la recreación y la renovación de lo vivido"2
Quién sabe…, tal vez adentro la primera nieve del año era más real
que la que estaba sucediendo afuera...

2- Larrosa, Jorge, La experiencia de la lectura, FCE, 2007, México
Mis fotos de Salamanca con nieve no salieron bien, por eso les propongo ver otras nevadas salamanquinas en este blog que encontré paseando por la web: Blog de Macareno40

8/7/11

La tela de Andersen- Museo Textil de Forssa- Finlandia

Busco un texto en el que los puntos no sean parejos, que sean capaces de desordenarse en el lugar justo. En el que los hilos de aes y oes sepan de festones para que bordeen las consonantes y las toquen apenas con la punta de la aguja.

Quiero un texto con adagios de santa clara y vivaces de punto cruz. Que tenga algo de lana y otro poco de guante pa
ra que los sonidos y sus retazos puedan pasar los inviernos.
Espero a mi texto. Bordo y desbordo todos los días frente a la ventana. ¿vendrá?

La muestra
En el Museo del textil de Forssa, Finlandia , hay una muestra de artistas que compusieron sus obras con telas de una de las fábricas más importantes del país: Finlayson.
Caminando por la exhibición me crucé con una representación de un cuento de Andersen: La princesa y el guisante. Me gustó ver los veinte colchones y poder poner en clave de tela esa historia que siempre me generó un placer no tan político ni tan correcto. Tanto me impregnó ese cruce que a partir de ahí toda la muestra se me configuró como un homenaje a los cuentos del dinamarqués. Empecé a encontrar en cada pieza algún retazo de las historias que leí tantas veces...



La princesa entelada
Azul flor, azul entero, azul flor, verde cuadrillé, rosa, rositas, violetas…los colchones tienen dibujos diferentes y se muestran de cara al espectador. No están ocultos debajo de la sábana, se exhiben y cada uno es la parte de ese todo que suena en colores tranquilos. Hay una intimidad desnuda y un concierto de vacíos...
La piel de la princesa es la tela que falta...¿cómo será la estampa que la cubre? ¿Cómo será esa suavidad capaz de molestarse por un guisante en el fondo de la pila?
Pienso en una piel de vicuña, pero no, no tiene nada que ver con los castillos…tal vez la seda quede mejor, pero es tan típica que no me convence para ella…mmm…el terciopelo tampoco porque se hubiera arruinado con la lluvia del principio…¿y el algodón? Tal vez era de un algodón apenas hilado y por eso no pudieron reconocerla…
y tal vez, quizás, no era princesa, pero tenía la piel indicada…
Una piel llena de pétalos o de hilos o de agua, una piel capaz de no poder dormir porque un detalle del fondo de su calma la llamaba a despertarse.
(La autora de la obra es Outí Aho)



El patito feo
Los huevos tienen puntos y navegan en un nido sobre un agua de rayas. Un huevo está separado del resto y no se ve a su madre cisne ocupada en él. Ahora lo sé..., ¡el huevo del patito feo fue el que se fue a buscar mundo! Él se separó antes de nacer y llegó al nido de los otros patos, los comunes.
¿Cómo iban a entenderlo si era de tela y tenía puntos? Ellos hablaban en idioma de cáscara rota. Si lo hubiera sabido antes …tal vez tomaba lecciones y aprendía a traducirse…tal vez aprendía a cruzar los puentes entre tela y mundo antes de congelarse en el invierno…
El tiempo del aprendizaje fue demasiado largo..., pero me gusta pensar que cuando fue cisne, supo volar con plumas, graznar con voz en pico y atravesar el aire rayapunteando las nubes.
(Las autoras de la obra son Anna Mattelmäki y Liisa Urrila)



El casi kimono y el caso del ruiseñor
Las noches de tela son desprolijas, están en retazos. Los bosques de luna se combinan y forman un traje digno de un emperador. Un ruiseñor libre vuela y canta de un lugar al otro, no quiere que lo encierren ni que lo comparen con otro, él es el que es y canta a quien quiere cantar. Camina de la mano del poeta
“(…)¡por aquí, entre las flores, por los prados, por donde no hay camino!” (1) (Unamuno; 1961).
Es liviano en su vuelo y los mapas los hace al volver, nunca antes.
El emperador termina por entenderlo y lo espera para poder seguir con vida, deja que el bosque sea su palacio y que las sombras confundan los días claros.
Ir al cuento "El ruiseñor"
(La autora de la obra es Maria Jokela)






(1)Unamuno, Miguel de, CUENTOS- Tomo 1, Edición al cuidado de KRANE PAUCKER, Eleanor, Ediciones Minotauro, 1961



Más imágenes de la muestra


20/6/11

Tela para cortar- Museo del Traje de Madrid

¡Otra vez! Y el abuelo Víctor que volvía a recitar “Rasgo de valor” de Vital Aza. No entendíamos bien de qué venía la poesía. Sólo sabíamos que había un momento en donde un militar le cortaba la pierna a un enemigo que ya estaba muerto. Volvíamos a escuchar el relato por el placer único de reencontrarnos con ese instante. Cuando se acercaba esa estrofa, mi abuelo ponía la voz en puntas de pie y dejaba que la escena apareciera con el sol en las cabezas y la tierra yerma del campo de batalla. Nosotros nos íbamos parapetando junto al soldado… descubríamos con él al moro tendido al lado de una trinchera…sacábamos el sable y … esperábamos la señal. Mi abuelo hacía silencio.
¡Zas! Y era ahí cuando de su garganta caía el corte limpio y seguro de esa pierna que nos esperaba desde el principio.
Nosotros sentíamos el placer de la tarea terminada, los pocos versos que quedaban nos
servían sólo para ralentar la vuelta a las horas de reloj. (ir a la poesía)

*
(la imagen es del corto "Dot" de los creadores de Wallace and Gromit. ver el corto)


Cuentos con mucha tela
El ciclo “Cuentos con mucha tela” del Museo del Traje de Madrid es muy sugerente. Sólo el título promete espacio para imaginar más allá de la historia. Esta actividad está especialmente diseñada para los alumnos de kindergarten y propone la narración de una historia frente a trajes originales de la colección del Museo. Uno de los relatos elegidos es “El sastrecillo valiente”


Antes de la visita
Cuando un grupo solicita esta actividad se le envía un material en donde se presenta el cuento, se muestran fotos de los trajes que se van a ver y se ofrecen ejercicios relacionados con el oficio del sastre y las partes del cuento. Si bien llama la atención cierta asociación forzada con contenidos escolares como las formas geométricas, las partes del cuerpo y los colores (en el post “cuentos cáscara” hay una reflexión sobre esta tendencia), la invitación a la relectura es algo que resulta atrayente. En las tres sesiones propuestas, los chicos leen el cuento o un fragmento del relato que van a escuchar otra vez en el Museo.
¡La novedad no es la preocupación!…Leer y volver a leer es lo que importa. Pareciera que hay una confianza en la sorpresa de cada nuevo sentido y en cada visita a las mismas palabras. Pareciera que es importante dejar que los sonidos de la historia aprendan a jugar y a perder el tiempo.

Un porqué para la relectura
Al pensar en la relectura como práctica me acordé de una cita de Hébrard en donde cuenta cómo se propuso en Francia que los maestros re-contaran historias para favorecer la construcción de “bibliotecas mentales”. Bibliotecas que fueran participando a través de los años en la historia de cada niño:
“(…) un escritor africano de literatura (…) escribió que cuando una persona mayor muere en su país, en África, lo que ocurre es que se quema una biblioteca. ¡Ésa es la idea!, me dije. Vamos a fabricar bibliotecas mentales en vez de dejar los libros en los estantes. (…) Entonces, lo que propusimos nosotros fue volver a una concepción de la lectura totalmente distinta, arca
ica, concepción según la cual había que leer pocos libros pero leerlos con frecuencia y, sobre todo, no olvidarlos nunca, porque esa base de lectura es la que da cultura de libros, y es la misma que permite luego leer todo tipo de libros.” (Hébrard; 2006, p6).


Cuerpos vacíos
Los trajes tradicionales españoles muestran un mantón de seda con flores, una chaqueta con cintas, joyas de la reina, la lana suave del gorro del gigante…

Lo interesante es que la ropa aparece y se convierte en “los personajes”, pero no se ven cabezas, ni brazos, ni piernas debajo de las prendas. Me gusta pensar en la traducción entre inocente y siniestra. Como si los cuerpos estuvieran vacíos, pero la presencia real de las ropas hablara de algo inquietante. ¿Es que están muertos los protagonistas? ¿Es que estuvieron hace un rato, pero se fueron? ¿Es que son fantasmas?

Quizás los niños imaginen lo que no veo. ¿Y si piensan que las caras son calaveras? O no, tal vez narices gigantes o naranjas estrujadas o espinas puntudas. Tal vez no tengan cabellos o apenas les salgan pústulas ponzoñosas…

Tal vez, tal vez, el lector-visitante se salte las imágenes que los adultos imaginamos que ellos ven y encuentren en ese escenario de seres invisibles un mundo al que nada le importan los cuerpos geométricos, ni las labores del sastre, pero sí la configuración de un espacio en donde la historia cobra un vuelo personal y la imaginación sale a ventilar sus ideas







23/5/11

Adentro de la radio viven hombrecitos- Muestra "los sonidos del ayer"- Salamanca


Ser hombrecito de radio no era un trabajo como cualquier otro. Era difícil conseguir un puesto porque no entraban más de tres o cuatro adentro de la caja de cada aparato. El entrenamiento podía durar años y en él se practicaba el arte del bien decir. Largo tiempo de Blablablas, blublus, brrrrs, gárgaras de huevo y ejercicios para relajar la voz. Detenidos meses para concentrarse en las frases y las canciones que debían ser ejecutadas al pie y al ojo de la letra.

Una vez que un hombrecito recibía el diploma se le otorgaba un apretón de manos y un traje café con sombrero de fieltro. Su destino se sorteaba entre las casas de artículos del hogar del país y allí debía esperar hasta que una familia eligiera el aparato que a él y a otros más les había tocado en suerte. Llegaba el día de la compra y la radio viajaba hasta el salón de alguna casa. Adentro había que estar atentos al movimiento del dial para usar la voz adecuada al leer los guiones. Si alguno se enfermaba se usaba el recurso de “la mala señal” rascando el micrófono para dar sensación de lejanía sonora. Si alguno se distraía con las risas que venían de afuera, sus compañeros le daban un pellizco para hacerlo volver a la palabra. Si alguien tenía ganas de mirar el mundo exterior, se lo dejaba espiar unos minutos por los agujeros del altoparlante.

Cuando llegaba el tiempo de la jubilación se les hacía una gran fiesta y podían volver a vivir en sus casas. En sus hogares armaban una radio con una caja de zapatos pintada de oscuro y perillas de color verde. Apoyaban su cabeza en la mano y acercaban la oreja al aparato. Y ahí ellos podían adoptar las posturas que habían visto tantas veces en los "deafuera" y escuchar por primera vez las historias narradas en otros tiempos y reírse y llorar aunque el guión no lo hubiera dicho.

La muestra "Los sonidos del ayer" en el Museo del Comercio de Salamanca
El Museo de la Radio en Salamanca está dentro del Museo del Comercio. El recorrido es cronológico y empieza con biografías breves de los que de una manera u otra trabajaron para crear la radio.
Hay épica en la narración de las vidas de estos “inventores”. Así Marconi es el héroe joven que con “sólo 23 años”, en un “otoño” y luego de “muchas pruebas” logra una trasmisión de 2 km. También es el que vence los prejuicios de los “científicos” de la época que decían que era imposible trasmitir a través del océano. Roland de la radiodifusión capaz de salir adelante con su valor y convicción personal, Cid Campeador que por fin obtiene el reconocimiento mundial al recibir el Premio Nobel. ¿Es que alguien tiene una idea diferente de Graham Bell o Edison? ¿No nos fueron mostrados siempre como genios románticos que en la intimidad de su laboratorio generaban franquesteins maravillosos? Nos gusta leer sus proezas, pero tal vez haya más posibilidades para pensar a estos científicos.

Biografíassss y Borges también
La biografía también es ficción y en cada palabra que se elige hay una decisión sobre lo que se quiere iluminar de esa vida. Pensando en Marconi se me ocurren otras posibilidades para su historia en el Museo de la Radio: “Marconi, y la necesidad de comunicarse con el otro”, “Marconi, el lector”, “Marconi: el radioteatro que no es teatro”, “El hombre también se aburre de sus ideas”, “¿Por qué a la radio no se la llamó ‘Marconi’?”
Anoche encontré esta cita de Borges que le da una vuelta al tema: "Tan compleja es la realidad, tan fragmentaria y tan simplificada la historia, que un observador ominsciente podría redactar un número indefinido, y casi infinito, de biografías de un hombre, que destacan hechos independientes y de las que tendríamos que leer muchas antes de comprender que el protagonista es el mismo.(...) No es inconcebible una historia de los sueños de un hombre; otra de los órganos de su cuerpo; otra, de las falacias cometidas por él; otra de todos los momentos en que se imaginó las pirámides; otra, de su comercio con la noche y las auroras.", (Borges : 2005, pag 163)


La réplica de una sala
En un costado del Museo se ve una sala de los años cincuenta-sesenta con sillas frente al mueble que albergaba el “combinado”. La miro un rato y no me cuesta imaginarme a personas sentadas en comunidad para compartir un mismo sonido. Me gusta que recreen esa manera de escuchar porque habla de un pasado en donde esa forma era la más habitual. Un pasado en donde una comunidad de personas se daba cita para vibrar al compás de una nota o/y una voz aunque la escena que cada imaginación proyectara fuera bien distinta. Pienso que no estaban alejados de las noches en ronda de las tribus ni de los cantores de gestas de los pueblos. Tampoco de los minutos en los que me río junto al taxista que va escuchando a la negra Vernaci o cuando en una oficina un auricular se comparte para seguir el partido de turno. Cuando somos dos o más para escuchar, las ondas se multiplican y se cruzan y se rozan provocando un nuevo tejido. Tal vez para enriquecernos con el otro, tal vez para saber que no estamos solos. (C.S. Lewis en Tierra de Sombras)


La imagen
En el Museo de la Radio no hay hombrecitos sino una mujercita. No tiene sombrero de fieltro, pero es muy probable que algún día le llegue la jubilación y prepare su caja oscura para volver a escuchar los sonidos que alguna vez provocó.

9/5/11

Toda la carne al asador- "Fuego" Centro Logomo- Turku (Finlandia)


“Perdona es que yo caminaba por aquí y en tu alcoba vi la luz, perdona la actitud…”
Nada que perdonar, Luis Alfredo, que Cristal está empañada de tanto esperar! Ella que era hija de quien no sabía, su madre que la empleaba sin saberlo, él que era hijo adoptivo de la madre… Uno más uno, tres...

Y nosotras que no nos perdíamos un solo capítulo y coreábamos en los recreos la letra que nos unía en ese fuego que se encendía todas las tardes en la pantalla del canal nueve de Romay. “De noche sueño cosas prohibidas con Carlos Mata” dijo R. y aunque sabíamos que no correspondía pensar en “Eso”, no podíamos evitar admirar su valentía al confesar lo que nadie más se atrevía a decir.

Las mañanas antes de izar la bandera se desgranaban en los detalles de lo ocurrido en la tarde anterior. Siempre había alguna que no había visto y muchas otras que, como yo, queríamos revivir algo de las llamas ardidas en acento venezolano. Había quienes recortaban la foto de él para pegar en la carpeta, otras que escribían declaraciones en el diario íntimo resaltadas con marcador flúo…

Lejos quedaron esas épocas, pero ay, Luis Alfredo, ay Carlos Mata, ¡cómo olvidarte!, nuestra vida eras tú y solamente tú, todavía esperamos para que nos abraces y veas que aún en nuestro ser hay fuego que apagar.


La muestra sobre el fuego
La ciudad de Turku tuvo un incendio en 1827 que la destruyó casi por completo. Un verano demasiado seco, sistemas precarios para apagar el fuego y mucha gente que había ido a otra ciudad a hacer compras... La exposición “Fuego” en Logomo (Turku) toma ese tema como puntapié para una muestra temporaria.
Para entrar a la exhibición hay que atravesar una sala oscura en donde se proyecta un corto con personajes dibujados. La historia del fuego sucede en dos paredes enfrentadas y se invita a los visitantes a un juego de sutilezas en donde no hay palabras pero sí mucha línea negra y diferentes fuegos naranjas. La magia está planteada y pasar a la sala principal es un deseo de todos.

Adentro hay un gran salón con distintas ofertas. Hay un carro de bomberos antiguo que larga agua de verdad, en una sala se puede probar a encender fuegos con piedras y maderas, en otra hay una réplica de una calle antes y después del fuego, en una alfombra se puede jugar a rescatar a la gente que salta por las ventanas, en una esquina se ven algunas de las cosas que se rescataron del incendio. Hay un despliegue muy grande de interactividades que invitan a participar en cada espacio. Siempre hay algo para leer y hacer. Además de las salas que se relacionan directamente con el hecho histórico hay otras que rodean el tema del fuego y los incendios… se puede entrar a un camión de bomberos actual, escuchar canciones que hablan del fuego en distintas partes del mundo, entrar a una sala en donde se hablan de los distintos significados de la palabra “fuego”, armar una tapa de revista…

Muchas de las propuestas son maravillosas y sugerentes, me gusta que me pregunten qué salvaría de un incendio y que me ayuden a pensar que infierno y purificación usan la misma metáfora, también ver la recreación de la casa antigua y probar a encender el fuego, pero a pesar de que participo en cada actividad salgo con un sabor extraño…cómo si me quedara con las ganas de algo o con demasiado de todo…


El problema de la selección
No queda claro si se habla del incendio de Turku o del fuego en general, me pregunto para qué escuchar a Lolita Torres cantándole al fuego y para qué armar una tapa de revista...Siento algo de ruido en la exposición, como si hubieran querido abarcar la mayor cantidad de temas y de significados.
Pienso que una muestra temporaria funciona como un cuento corto, sin el tiempo de la novela para el desarrollo profundo de personajes y escenarios. Es por eso que tal vez es importante animarse a abandonar lo que esté de más. Como dice Cecilia Bajour (1) sobre la literatura:
“No decirlo todo. Insinuar. Sugerir. Callar. Mostrar a medias. Todo arte se vale de este delicado equilibrio entre lo que dice y lo que calla. Entre lo que muestra y lo que oculta.(…) En todas esas decisiones hay una representación sobre el lector. ¿Cuánto se le dice y cómo? ¿Qué riesgos depara la medida del decir y del mostrar para la historia, el poema, la imagen? ¿Qué consecuencias tiene para el que lee y qué se espera de él? ¿Cómo se hace para que lo sugerido no signifique un abismo insalvable en el diálogo entablado con el lector y sí un horizonte hacia donde se puede caminar construyendo sentidos? ¿Dónde está el borde que marca
el exceso en el decir y el mostrar?”

Poder entender la muestra como una pieza de música o un cuento es pensar también en adagios, climas, ritmos, texturas. Es pensar que en la selección habrá una idea y que el diálogo entre cada una de las “escenas” que se deciden mostrar permitirá volver sobre ese concepto y/o emoción desde diferentes miradas. Creo en la potencia de un movimiento hacia adentro con la paráfrasis y la veladura como leyes. Volver a decir, darle vueltas a la cosa, añadir capas de significado, para que no salgamos de las muestras como paseantes distraídos sino como “iniciados” que acaban de caminar sobre carbón ardiente para conocer algo que no sabíamos de nosotros mismos.