30/9/10

Una historieta de madera

Los relatos bíblicos fueron tema de innumerables obras de Arte a lo largo de los tiempos. La necesidad de divulgar los textos sagrados a quienes no sabían leer fue uno de los motores de esta selección temática. Dentro de los cuentos elegidos se incluían parábolas, relatos sobre personajes del antiguo testamento, narraciones cosmogónicas, escenas de la historia del pueblo elegido y momentos de la vida de Jesucristo y de la Virgen.
Esta obra pertenece al Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina. Es un armario holandés del siglo XVII, donde aparece representado el relato bíblico de José (Libro del Génesis Capítulos 37 a 50) . Las escenas están talladas en relieve en las puertas y claramente se identifican personajes y situaciones, existe una adecuación entre imagen realista y texto.

Distribución
Llama la atención el ordenamiento de la secuencia porque es en sentido opuesto a la escritura occidental. La primera escena está ubicada en la puerta superior derecha, la segunda en la inferior derecha, la tercera en la inferior izquierda y el relato culmina en la superior izquierda. ¿Por qué se da este ordenamiento? Pienso que puede tener que ver con que no el orden de las viñetas no tenía relación con la escritura y no había convención al respecto, es probable que los artesanos fueran analfabetos así
que no sería extraña la no relación con la forma de escribir occidental.

Las escenas
Puerta 1- Se ve a José con sus hermanos y su padre al aire libre. El protagonista aparece demasiado pequeño, pareciera un niño y no el joven que presenta el Génesis. No están todos los hermanos, pero se representa la noción "muchos" (son once) superponiendo varios personajes que semejan un racimo de cabezas amontonadas. José tiene levantada una mano y conversa con su padre mientras el resto observa. Parece clara la intención de mostrar la buena relación con Jacob, su capacidad para enseñar algo importante y la homogeneidad de los hermanos envidiosos.
Puerta 2- Una rica habitación con una cama con dosel muestra a un joven alejándose de
una dama. Es la escena en que José rechaza las provocaciones de la dueña de casa egipcia que lo ha comprado como esclavo. La tela de la capa se extiende como puente entre la castidad y la lascivia. Es una talla en donde la madera se ablanda en forma de colchón, telas que caen y en las curvas de los personajes...lo sensual parece invadir el espacio.
Puerta 3- José está frente al faraón escuchando su sueño. Hay personajes que acompañan la escena, pero es clara la postura de diálogo entre ambos. El angustiado rey tiene su mano sobre el pecho. Quien mira suele adivinar tristeza, preocupación o cansancio en ese personaje recostado hacia atrás que aprieta su corazón. No hace falta saber de sueños con vacas flacas, algo deja sin paz al máximo soberano.
Puerta 4- Otra vez aparecen los hermanos agolpados en el fondo de la escena. En un primer plano aparece el hermano menor y un guardia. Se ve la bolsa con granos y la copa escondida
por el mismo José. El momento en donde el ardid del protagonista se hace patente y comienza el desenlace.

Siguiendo los cuadros se puede pensar en un José sabio desde la más tierna infancia, casto, digno de reyes y experto en astucias. Pareciera que el artesano prefiere mostrar sus virtudes antes que los sufrimientos a los que estuvo sometido (la envidia de los hermanos, sus golpes, la esclavitud, la celda...). José aparece como héroe casi divino, sin esfuerzo y predestinado...¿Es un Amadís de Gaula? o tal vez...¿el hermano mayor de Ulises?

Historias imaginadas
¿Qué historias guarda este armario? ¿De quién fue? ¿Qué había detrás de esas puertas?
No puedo evitar pensar en la poesía "Vieja llave" de Amado Nervo que recitaba mi abuelo Víctor...


Esta llave cincelada /

que en un tiempo fue, colgada,/

(del estrado a la cancela,/

de la despensa al granero)/

del llavero

de la abuela,/

y en continuo repicar/

inundaba de rumores/

los vetustos corredores;/

esta llave cincelada,/

si no cierra ni abre nada,/

¿para qué la he de guardar?

(...)

Ya no existe el gran ropero,/ la gran arca se vendió/ sólo en un baúl de cuero

desprendida del llavero,/

esta llave se quedó.

Sin embargo, tú sabías/

de las glorias de otros días:/

del mantón de seda fina/

que nos trajo de la China/

la gallarda, la ligera/

española nao fiera.

Tú sabías de tibores/donde pájaros y flores/

confundían sus colores;/

tú, de lacas, de marfiles/

y de perfumes sutiles/

de otros tiempos; tu cautela/

conservaba la canela,/

el cacao, la vainilla,/

la suave mantequilla,/

los grandes quesos frescales/

y la miel de los panales,/

tentación del paladar;/

mas si hoy, abandonada,/

ya no cierras ni abres nada,/

pobre llave desdentada,/

¿para que te he de guardar?

(...)